lunes, 18 de octubre de 2010

El momento catástrofe.

A veces cuando todo parece estar tan confuso, no falta un detalle que haga que esa confusión se
torne en catástrofe. La especialidad el ocio del pensamiento es complicar, empeorar aspectos que
se creían insignificantes hasta el momento en que se echan a perder, entonces si, te das cuenta del error garrafal que produjo tu falta de criterio en el momento preciso.
Un par de palabras, un solo gesto, el hablar o no de más, suele convertirse en minutos de tortura cerebral y sentimental, obviamente.
Por eso, es mejor en estos casos, pensar las cosas dos veces y tener transparentes a las
prioridades que piden a gritos las escuches y que tu nada más no has querido voltear a verlas, porque, he de decirlo, te gusta estar en ese torbellino sensacionalmente doloso.
Error, errores, yo erro, tu erras. Y regresar el tiempo nunca fue algo que quisiste hacer hasta que te percataste que faltaron palabras para enmendar tu error. No hay vuelta atrás, no será lo mismo, aceptación y resignación a que lo arruinaste. Nada que hacer y punto.
Ahora lo que sigue... ¿al respecto? Nada, dejar al tiempo que haga su trabajo, no interrumpirlo, por favor.
Las personas complicamos tanto todo. La palabra noviembre esta noche se oye esperanzadora, esperémosla con ansias. Ya que la inoportuna visita del error se hizo presente, no queda más que leer tu mente y hacer el "checklist" de lo que viene para que no caiga sorpresivamente. Prepararse como si por vez primera te fueras a tirar al vacio con tan solo un primordial paracaidas, y saber en que fracción de segundo jalar la cuerda para no estrellarte con el barranco.
Saber que decir nunca fue tan dificil y creías que lo tenías bajo control, pero no.
Gente va, gente viene, y a veces se lleva o trae sentimientos con ella, y hoy precisamente, el día del error, lo recuerdas. Tooodo se te viene a la mente, y tratas de recordar que fue lo que ayudó para pasar el rato, todo en vano: ésto es nuevo, un expediente más, un caso extraño más, un error más, en espera del diagnóstico y la solución, ya se escribirá y servirá más adelante, esperemos no.
No queda más que reirse, ¿llorar? noo, por favor, tu cuerpo lo menos que quiere es drama. Te lamentas si lastimaste, pero no cabe eso de rogar o llorar, o tratar de arreglar las cosas, too late, move on, ja! Lo único que lograrías es empeorar, empeorar, y si no tuviste claros tus pensamientos en el momento catástrofe (apodésmolo asi) mejor ni le muevas.
A veces tienes que arruinarlo para entenderlo, y si se ve desde una perspectiva un tanto positiva, si no se hubiera estropeado, nunca te hubieras dado cuenta de lo que fue, o es, ya da igual.
No puede tenerse todo, no todos pueden estar contentos en tu mundo. La ropa blanca y la luz de lampara no ayudó, las frases recibidas desde hace semanas fueron cómplices de este complot contra el corazón, si, la música fue espectadora, y los recuerdos, ¡aaaah esos recuerdos lo ocasionaron todo!. Ni que hacerle, en los errores uno conoce fases de su personalidad que se sabían dominadas. Volvamos a esa lista de la que hablamos, y percatémonos
del circo sin presupuesto montado en tu cabeza.

Por favor, no más drama de algo que no tenia importancia hasta hoy. Fin de una historia, posible comienzo de otra, a lo mejor temática distinta.

1 comentario:

  1. A veces los 'circos sin presupuesto' son necesarios para apreciar la simple maravilla de la calma...

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